La encontré llorando junto al árbol.
- ¿ Qué te ocurre? ( pregunté )
- El árbol se ha asustado y no volverá a dar frutos.
- ¿Y por qué ?
- Este árbol era muy fructífero. Daba hermosas flores y muchos frutos, a cual más delicioso. Primero le recogí unos cuantos y como él seguía dando, al día siguiente llevé una cesta. Pero al cabo de los días, la cesta ya se me hizo pequeña para abarcar tantos hermosos y grandes frutos que él ofrecía. Así que comencé a ir cada día con un enorme saco a recoger todo lo que él daba. Tal era mi propio gozo de llenar el saco que olvidé regarle, olvidé agradecerle, mimarle, abrazarle, olvidé valorar su inmensa generosidad, su desinteresado Amor. Recogí a manos abiertas todos los frutos que él ofreció a corazón abierto, sin dejar ni uno para él, para los pájaros, para nutrir a la tierra, su propio hogar interno.
Olvidé que latía, y se asustó tanto que se negó a florecer más.
( Ada Luz Márquez )
-- Hermana Águila --
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Arte: Vladimir Kush |