Las mujeres, cuando nos damos las manos, abrimos el corazón y nos unimos, dejando atrás la carga patriarcal de competitividad, envidias, celos e intereses, comienzan a tejerse sueños, hilarse esperanzas, compartimos ese poema que somos, entonamos un mismo canto, nos reflejamos a través de mil matices y sentires, igual que el reflejo del agua refleja la luz de las estrellas...
Todas somos una sola voz y una sola voz contiene la simiente de todas las flores.
(Ada Luz Márquez)