-¡Adelante!,
le dije a mi sueño recién llegado,
- te estaba esperando,
te estaba buscando...
y me encontraste tú...-
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Mi sueño llegó cansado.
Había caminado
por angostos caminos incomprendidos,
atravesó muros de silencios,
llanuras abrasadas de soledad,
recorriendo ángulos imposibles
del rastro que dejó el olvido,
naufragó a la deriva
de mi mirada perdida
durante siglos..
Bajo sus párpados
aguardaba un cielo abierto,
donde navegan miles de sueños,
más allá de la luz aparente,
más allá de la etérea realidad.
Allí encontré su latir
y lo arrullé entre mis brazos,
como si durara un instante
y nosotros lo supiéramos,
como si nos brotaran raíces desnudas
y luego se enredaran en un abrazo
de lluvia cósmica y tierra dormida,
abandonándonos al breve latir del tiempo
inmortalizando la fragancia del sentir
elevando el verso al más alto sentimiento
quien contempla el universo
mientras caminan los momentos
dejando atrás el rastro perdido
de antiguas huellas que surcaron vuelos.
Allí,
al pie de mis pies descalzos,
frente a mis ojos cristalizados,
le reconocí...
me reconoció...
y me regaló un suspiro efímero
que transportaba las lágrimas
que calmaron la sed de sus latidos,
sentí el abrigo de sus brazos,
en mi latir en el tiempo finito.
Me sentí en casa,
donde siempre estuve
desde lejos...
( Ada Luz MR)
Fotografía realizada por:
Ada Luz MR
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
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