¡ Vámonos, amor mío !,
vamos al templo de piel que construimos
y que adoramos cuando la noche se agita.
Lléname de tu cuerpo
desdoblemos nuestras almas
y seamos un sólo pecho
agitado por las llamas.
Elévame con tus alas firmes de héroe
para que me acurruque en tu vuelo
y tus manos como plumas ericen
las caricias que sobrevuelan el espacio.
Con las piernas entrelazadas,
aterrizaremos de puntillas
a nuestra cueva secreta,
nos lameremos las heridas
y la pasión nos lamerá a nosotros,
vistiéndonos de desnudez húmeda
y de ríos de saliva cristalina,
de donde fluye el secreto
de la vida y de la muerte.
Cabalgaré sobre el galope de tu latido,
libres, como caballos salvajes,
trotando sobre tu boca
como flor de Gardenia que explota
dejándote impregnado mi aroma de hembra
en cada poro de tu templo,
que venero aún más ( si cabe) en tu ausencia.
Nos rendiremos ante la semilla que nos brota
regada con sudor y lava volcánica
para que emerjan todos sus elementos,
todas sus estaciones,
ofreciendo frutos tiernos como respuesta
que desafíen a la escarcha de los años.
Perfilaré de versos
la comisura de tus labios
y aún en tu silencio
la Poesía tendrá sentido...
...Aún cuando mi boca susurre utopías locas
un “Te Amo” saldrá en alud desde tu boca,
para calmar mi sed de esperanza,
y vestirnos de Amor y seda de mariposas
que nos transforma en arañas tejedoras del hogar
cuando el alba asoma por las sábanas,
y todo el fulgor de las brasas
se concentra en miradas furtivas y jeroglíficas,
que sólo tú y yo desciframos,
mientras sonreímos entre la gente,
aguardando de nuevo
el incendio latente...
de la Vida,
deleitada en dos cuerpos
y un alma.
( Ada Luz Márquez)