Camino de regreso
después de un largo viaje.
Era necesaria
la maleta sin equipaje,
el péndulo ciego del mapa,
y un billete a ninguna parte,
para morirse
y nacer de nuevo,
y volver triunfante,
descalza y sin armaduras,
con el miedo enterrado
y el amor como estandarte,
con la sonrisa tan grande
como las cicatrices
que la niebla regaló a mi alma,
para siempre recordarme
que soy más grande que el dolor.
Regreso,
después de tanto exilio,
de tanto rodeo
y tanto desvío,
al comienzo de todos los finales,
al final de todos los comienzos,
al hogar sagrado y eterno
que mora dentro de mí.
Y empiezo a sospechar
que se abren todos los horizontes
y que ya no habrá retorno
a lo inerte y lo marchito,
mientras no olvide nunca
que no hay brújula más certera y exacta
que mi corazón.
~ Ada Luz Márquez~