Se convierten en marcas del camino que se muestran como señales para otros pasos, pasos descalzos que dejan un rastro anónimo y totalmente original.
Traviesas, invitan a bailar desde sus relieves, a recorrer cada línea del destino y a sumergirse en la profundidad de la Tierra.
A veces son huellas barrocas, marcadas por la fuerza de sus pasos, y otras veces silenciosas como el eco que dejó el olvido. Ellas esconden los secretos de la inmortalidad, sus cicatrices nos lanzan preguntas inmortales.
Ellas cuestionan bajo el atardecer de sus respuestas, se esparcen entre el tumulto de caminantes y se universalizan. Los pasos se convierten en alas, nos llevan a lugares insólitos, a la galaxia más lejana, a la profundidad más remota del sentir hasta transformarse en el camino que camina más allá de lo abstracto.
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