Mi vida como árbol

Me senté sobre la hierba libre y fresca.

Mientras, la niebla arropaba las ráfagas de aire 

que viajaba por mis cansados pulmones.

Nada parecía moverse,

todo era espacio ondeado en brazos del firmamento. 

Brotaba de mi pecho una flor luminosa

hacia el silencioso palpitar de la tierra

y de sus pétalos manaba la esencia vital

de mi breve latir en el tiempo.

Así,

y sobre mi piel, 

el musgo abrazó cada poro 

y cubrió mis heridas con su frescor cándido y originario. 

Recorrió los latidos
convirtiendo en corteza mi viejo armazón,

e invocó el recuerdo 
de aquellos primeros pasos descalzos, 

sembrando raíces en mis palpitantes y trémulas piernas, 

para acabar convirtiendo mis saladas lágrimas 
en delicadas gotas de rocío,
y las ramas del tiempo acariciaron el sueño 
de convertirme en árbol.

 ( Ada Luz MR)

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