Teodoro, como cada mañana, iba a la residencia geriátrica donde se encontraba Ángela, su mujer.
Ángela tiene Alzheimer, esa enfermedad tan cruel que te roba los recuerdos.
Él llegaba y la besaba en el rostro cada día, la acariciaba las manos y la miraba a los ojos esperando, quizás, alguna respuesta en sus ojos, en sus labios.
Ella siempre le miraba, inmóvil, ausente, totalmente abstraída.
Ella siempre le miraba, inmóvil, ausente, totalmente abstraída.
Una mañana, una señora se acercó a Teodoro y le dijo:
-¿por qué vienes todos los días a verla si ella no te conoce?
Y Teodoro respondió mirando a Ángela:
.
-Ella no me conoce....pero yo a ella sí.
(tremendas lágrimas las que recorrieron mi rostro en ese instante)
Gracias
( Ada Luz MR)
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
1 comentario:
Que Lindo!...Cuando hay AMOR VERDADERO;las circunstancias no importan...El amor es la LUZ del Corazón de Teodoro...
Publicar un comentario