Era una tarde de claroscuros, al pie de la sombra se encontraba el rastro de lo que fue una estrella fugaz.
Un sonido de libertad se alzó en el aire, a pocos metros del abismo, mientras una llama de amor se envolvía de caricias eternas.
Entonces, todo se sumergió en un recuerdo escondido, tal vez el único que aún vibraba en sus ojos.
Se dejó flotar en un océano de nostalgia, de risas infantiles, de globos pinchados y piñatas descoloridas, y volvió a respirar el dulce aroma de la vida, por unos instantes, volvió a saborear la maravilla del sentir, en otros tiempos, en otras vidas, en otros labios, mientras el cambiante río fluye por los nervios de la tierra, a orillas de la locura, sembrando caminos de huellas a su paso, plasmando con una mirada la obra de arte de la existencia, quien pinta con brillo de estrellas los segundos que ya sonaron en el reloj cansado.
Congeló su corazón por un momento, para inmortalizar el amor latente, y se perdió en el vacío silencio, llevándose consigo todo el verdor de los brotes tiernos, convirtiendo su pecho en ascuas encendidas, que brillan en la oscuridad del puente hacia la cordura.
( Ada Luz MR)
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
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1 comentario:
Hola Ada, encantada de volver por aquí!!!!
Tienes algo para ti en mi blog. Besos.
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