Hoy tuve sed de flores marchitas,
enredada en la anudada melancolía,
mecida sobre la marea nostálgica
de un mar analgésico de palabras
que acarician el tacto hiriente
y escuchan el lenguaje de la sal,
rasgadas por la niebla invisible,
esconden la esencia del dolor viviente...
...dolor sedante que ahonda,
deshaciendo el corazón
y volviéndolo a armar,
adelante, desde dentro,
latido a latido,
bajo la sentida comprensión
de la etérea realidad
en sus múltiples formas.
Dolor que empuja al cambio,
que irradia los matices de luz,
que hace resurgir de oscuros caminos
y atraviesa la piel del fuego...
...y grita a viva voz
bajo la sombra de letras hirvientes,
transformando lo insensible,
retornando sin volver,
caminando con las manos descalzas,
sobre veredas de versos inertes
para alimentar la hiriente esperanza
en el leve crujir de un pálpito
repleto de miradas nacientes.
( Ada Luz MR)
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