Algo inauditamente hermoso
nace tras la tormenta.
Algo sin nombre,
que nos transforma para siempre,
que nos cubre la piel de acero
y nos desnuda el alma.
Algo que nos despierta
de la vigilia siniestra
que permanece dormida
en algún remoto lugar,
dentro de nosotros mismos.
Algo que nos remueve,
que cura las huellas
de los pasos rotos
y acarician las raíces más profundas
que sustentan este sentir inacabado...
Gracias, Adversidad.
( Ada Luz Márquez)
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