Ese pájaro y yo tenemos tanto en común...
El mismo vuelo, el mismo mundo, la misma rama que impulsa.
No es más alto su vuelo cuando acaricia las nubes que el mío cuando cierro los ojos y acaricio las estrellas, ni mis sueños están más lejanos que su horizonte.
Él tiene la tierra en el cielo, bajo sus alas, y yo, dentro de esta pluma, tengo el cielo en la tierra.
Él tiene el trino y yo tengo el canto.
Ambos somos tan breves como el primer beso y tan eternos como el último.
Cuando ambos fluímos en vientos de cambio, se abre ante nosotros un cielo abierto.
(Ada Luz Márquez)
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