La Madre Tierra abre su corazón como la flor abre sus pétalos, siempre dispuesta a contar sus secretos a todo aquél que esté dispuesto a escucharla, no con los oídos del intelecto ( esos están sordos), sino con los del alma. Las plantas comienzan a crecer y sus frutos a madurar como resultado de una larga y profunda “conversación” con la tierra. Ella habla en un lenguaje mucho más antiguo que el sánscrito y que tod@s sabemos, aún sin saberlo...
(Ada Luz Márquez)
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