Cuando nos damos a la Vida, siembra y cosecha se suceden, se entretejen, la siembra como cosecha, el dar como cosecha del dar, cosechar la semilla que eclosiona a través de nuestras manos y el alma como tierra fértil, como barro que compone el corazón del mundo y se transforma con él sin dejar de Ser su esencia.
Con las manos y el alma entrelazadas, somos una sola voz, una voz multicolor que contiene en su canto la simiente de todas las flores.
( Ada Luz Márquez )
-- ℋermana Ấguila --
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