Llegó del pasado con tantas vestiduras, máscaras y corazas
que creyó que todo ese pesado equipaje... era ella.
Hasta que miró al cielo...
y sintió el abrazo del Sol
y un rayo se coló por una grieta de su armadura
y llegó a su piel.
Y se desnudó ante el Sol, ante sí misma,
y cada poro de su piel se hizo flor que se abría...
y se sintió hermosa vestida de comienzo.
Caminó rumbo a su corazón,
sin importarle quién era ni de dónde venía.
En el crujir de sus pies descalzos
escuchó el vuelo de sus primeros pasos,
el eco atávico de su canto,
la nana ancestral mecida en sus adentros
acunando cada impulso, cada zancada...
Fue cuando sintió la raíz madre
que la unía a la primera mujer de su linaje,
caminando libre y salvaje,
derrumbando cadenas,
bailándole a la vida sin miedo,
como cuando aún no había tiempos
enjaulados en una esfera de reloj,
ni espacios más allá de los calendarios.
Entonces descubrió
que el latido era el viaje
y el camino el borde de sus pies.
(Ada Luz Márquez)
--Hermana Águila--
Arte: Pintura al óleo de Marcela Amaolo, aportada con todo su cariño especialmente para nuestra Comunidad. Gracias
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