Veo a una niña con canas,
las cuatro estaciones en un rostro,
los sueños tallados en el rabillo del ojo
dibujando rayos de Sol.
Veo un cuerpo que envejece
lentamente como el brillo del atardecer.
Veo un alma que amanece,
tan anciana como recién nacida,
unas huellas pintadas de flores y heridas,
pintando el arcoíris de la vida.
Un rostro ajeno mirándose a sí mismo
entre el vapor del espejo
y el aire expandiendo el aliento
de todos los besos que lancé al cielo
y luego la Tierra llovió de vuelta.
Veo un cuerpo que envejece
en un alma que no deja de nacer.
Veo el mundo en unos ojos
que cierran los párpados
y miran hacia dentro
para dejar de mirar
y comenzar a ver.
Ada Luz Márquez
En la imagen: Ada Luz Márquez. Todos los derechos reservados. 2019 |
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