-“Te esperaré”-, fueron tus palabras expiradas, que ya sonaban lejanas mientras las pronunciabas, mientras me arrojabas al rumbo descalzo del olvido, al abismo naciente del horizonte, a la Vida insondable que no sabe de tiempos ni de sillas.
Tu espera inerte se quebró a causa de tanta quietud y, de tanto esperarme, resultaste ser el eco que esperé en cada paso hacia adelante que dí, en cada vuelo de Fénix; el eco hueco que nunca llegó a serlo y pasó a ser silencio porque se quedó esperando.
( Ada Luz Márquez)
27/1/2012
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