No tengo peso, lo quemé junto a cada una de las horas lloradas, me prendí con él, lo calciné sin piedad, y me llevé el sabor etéreo de cada segundo naciendo, para así sentir mi pecho un día más en el corazón, ardiendo.
El agua me enseño que sólo se bucea en lo profundo sin equipaje, para seguir Viva... El mismo agua que un día sintió mi sed y sació mis lágrimas con lágrimas maestras, para percibir más claro el paisaje. El mismo Mar que nos hace gotas en esta marea universal y rompe resacas de viejos dogmas.
Ahora no volveré, ahora que siento el respirar del mundo entero bajo mis pies. Sólo puedo pedirte que me acompañes, sin más, no te prometo la eterna existencia porque eternamente somos. Sólo puedo pedirte acompañarte, sin más, en el vaivén de las causalidades que nos trajeron a la misma orilla desde las olas remotas.
Y convertirme en una balsa, para salvarnos del náufrago hastío; y convertirnos en un eterno faro, para que el olvido nos encuentre girando.
De la mano y sin pasado, ahora ya no volveremos, porque VAMOS.
( Ada Luz Márquez)
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