Las palabras son como las piedras.
A simple vista, están vacías, muertas, pero tras su materia habita un alma.
Es su vibración lo que las hace exhalar vida, lo que las presta su forma.
Cuando se emiten, esa vibración se sumerge en ellas, atravesándolas, empapando todas sus letras.
Hasta que el tiempo hace que las palabras se disipen y sólo permanezca la vibración, aquello que las hirió o las sanó, aquello que aceleró el latido o lo paró, que elevó muros o tendió puentes, que las desnudó o las abrigó de piel; aquello que jamás se llevó el viento porque las convirtió en brisa o tempestad perpetuas.
Cuidemos de las palabras que emitimos, porque están vivas, como lo están las piedras...
(Ada Luz Márquez)
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