Yo la vi saliendo entre las ruínas en las más duras batallas, la vi lamiéndose las heridas y acariciando sus cicatrices, que la recordaban que siempre será más grande que el dolor.
La vi bailando sobre las aguas que la invitaban a hundirse en el abismo, una y otra vez. La vi nadar a contracorriente hasta naufragar...y comprendiendo que la isla siempre será ella misma y que nada que esté realmente vivo se deja arrastrar por la marea.
La vi riendo a carcajada limpia de la vida y también la vi llorar lágrimas con todos los párpados del mundo lloviendo en ellas.
La vi loca de amor y cuerda de miedo. La vi incendiada de pasión y congelada de tristeza.
La vi perderse de sí misma mucho tiempo escuchando los juicios y sentencias de otros hasta que decidió la sordera selectiva. La vi morir y la vi resurgir de las cenizas, la vi cantando fracasos con letras de sabiduría.
Sus ojeras eran malvas que la hacían madre, poeta; sus arrugas eran rayos de Sol que la hacían Hija de la tierra.
La vi abrazando a las estrellas y aullando a la luna. La vi trepando los árboles y volando con las águilas. La vi en las flores y en las abejas. La vi gritando en medio de las multitudes: "¡Libertad!".
La vi revolcándose en la tierra y avivando las hogueras. La vi en el subsuelo más profundo del alma abrazada a las raíces y también en la cumbre solitaria lanzando a sus más temibles pesadillas al vacío y despojándose del cemento que la sociedad dejó impregnada en su alma.
La vi despeinada y con insomnio crónico por despertar sueños, abrazar almas, acunar hijos y amasar poemas.
La vi aislada de las mentes cuadradas, señalada, juzgada, amada, envidiada, incomprendida, admirada, la vi lanzando semillas en los desiertos, antorcha de luz en mano en las noches oscuras hasta calcinar todo lo que no tenía alma. La vi hablando con los pájaros y conversando con las piedras.
La vi Loca en un mundo que delira entre flores sintéticas, una criatura salvaje que camina ingeniosa entre la gente, frágil como mariposa, fuerte y recia como los olivos.
La vi brisa cálida y la vi volcán de furia ante el silencio inerte, entre las trincheras de la piel defendiendo Primaveras.
La vi jurándose amor eterno a sí misma sin culpa ni vergüenza.
La vi niña y la vi anciana, madre y hermana.
La vi... explosionando como las olas mientras escribe y se lee en voz alta estas letras.
¿Y quién escribe entonces?. ¿ Acaso ella soy yo misma?
Ya la veo ... Mi sangre y la tinta provienen del mismo mar.
La vi abrazando a las estrellas y aullando a la luna. La vi trepando los árboles y volando con las águilas. La vi en las flores y en las abejas. La vi gritando en medio de las multitudes: "¡Libertad!".
La vi revolcándose en la tierra y avivando las hogueras. La vi en el subsuelo más profundo del alma abrazada a las raíces y también en la cumbre solitaria lanzando a sus más temibles pesadillas al vacío y despojándose del cemento que la sociedad dejó impregnada en su alma.
La vi despeinada y con insomnio crónico por despertar sueños, abrazar almas, acunar hijos y amasar poemas.
La vi aislada de las mentes cuadradas, señalada, juzgada, amada, envidiada, incomprendida, admirada, la vi lanzando semillas en los desiertos, antorcha de luz en mano en las noches oscuras hasta calcinar todo lo que no tenía alma. La vi hablando con los pájaros y conversando con las piedras.
La vi Loca en un mundo que delira entre flores sintéticas, una criatura salvaje que camina ingeniosa entre la gente, frágil como mariposa, fuerte y recia como los olivos.
La vi brisa cálida y la vi volcán de furia ante el silencio inerte, entre las trincheras de la piel defendiendo Primaveras.
La vi jurándose amor eterno a sí misma sin culpa ni vergüenza.
La vi niña y la vi anciana, madre y hermana.
La vi... explosionando como las olas mientras escribe y se lee en voz alta estas letras.
¿Y quién escribe entonces?. ¿ Acaso ella soy yo misma?
Ya la veo ... Mi sangre y la tinta provienen del mismo mar.
Ada Luz Márquez
(Texto e imagen)
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