A veces escribo
como si algo me dictase,
algo lejano y antiguo.
Ese algo huele a tierra,
camina descalza y salvaje,
observa todo en silencio
y a veces habla.
No podría nombrarlo
porque vuela como los pájaros
y es una raíz,
pero no es raíz de un solo árbol,
sino de todo un bosque milenario,
la que transforma la savia en tinta,
la que me une a ti
en un mismo canto.
Ada Luz Márquez
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